La responsabilidad empresarial y la pandemia

 

Hoy más que nunca, la responsabilidad es clave

 

No es un secreto que las empresas no pueden asumir responsabilidad legal o moral por la pandemia; sin embargo, sí son responsables  del manejo y las respuestas que damos a los problemas creados por esta crisis.  

El COVID-19 ha incidido en nuestra salud física y mental, ha impactado nuestros ingresos (salarios, empleo, horas trabajadas, iniciativas emprendedoras, futuro profesional) y ha tenido también un impacto crítico en los procesos productivos.  Cada uno de estos aspectos afectan nuestra vida como individuos, nuestra comunidad y nuestra cotidianidad, el momento que afrontamos hoy es determinante respecto al futuro de nuestras empresas.

Y por esta razón quisiera que viéramos por qué hoy no podemos hablar de una Responsabilidad Social Empresarial, es el momento de entender que son muchas las responsabilidades y diversos los actores. También entendemos que esto no es un concepto técnico o estático; para ser responsables hoy como empresas tenemos que estar atentos a las coyunturas, para poder  asumir responsabilidades cambiantes. Un claro ejemplo es la situación que vivimos hoy en Panamá, donde varias empresas se han visto obligadas a cerrar sus instalaciones, una situación que necesita un marco de responsabilidad particular con sus colaboradores, proveedores, acreedores, clientes, socios, etc.

Tenemos también el caso de la mayoría de las organizaciones que han tenido que actuar no sólo desde  la logística operativa de organizar  el teletrabajo, sino de la garantía del cumplimiento con todas las partes involucradas. Podría continuar con los casos que hoy ratifican lo que les comparto en esta conversación, esa imperante necesidad de entender que no se trata RSE, que hablamos de responsabilidades, por que sin duda hoy más que nunca la empresa deberá hacer frente a cada aspecto de acuerdo con sus circunstancias, y teniendo siempre en cuenta su misión o propósito.

  • Primera recomendación: Cuidar a nuestros colaboradores

Los colaboradores son una audiencia crítica para las organizaciones, pero hoy son el recurso esencial. Es el momento del diálogo y del análisis interno de sus necesidades y preocupaciones, es la hora de la sintonía como humanos. No sólo son indispensables las medidas para evitar los contagios, como el teletrabajo, el distanciamiento social, la protección e higiene, la pedagogía y el poner a su alcance información veraz y relevante de autocuidado;  hoy la estabilidad laboral asociada a la transparencia en una comunicación sólida son acciones claves para reducir la incertidumbre.

Debemos mantener a nuestro personal informado y ser sinceros respecto a la realidad de la empresa, para que nuestra relación colaborador – empresa sea más sólida que nunca, gracias a sentir tranquilidad y apoyo de ambas partes.  Los colaboradores son los embajadores de nuestra marca, hacen nuestra compañía y hoy necesitan de nuestro especial cuidado.

  • Segunda recomendación: Arrimen el hombro.

Nunca como ahora ha sido tan necesario que las empresas se involucren en la sociedad y busquen soluciones a esta crisis, principalmente con su propio capital humano. Estamos ante una situación económica de guerra, en que la creatividad y el esfuerzo de todo tipo de profesionales pueden aportar respuestas.

Las empresas tenemos que evaluar las tendencias sociales que influyen en la gestión de la reputación. La primera y más importante es la necesidad de definir el propósito corporativo, un planteamiento estratégico que diferencie a la empresa  más allá de los beneficios económicos y alinear a la fuerza laboral a un objetivo en común.

  • Tercera recomendación: Comuniquen lo que hacen.

Lo que no se conoce no construye reputación, ni por ende comportamientos de apoyo. Es importante que las empresas colaboren en esta crisis con sus iniciativas, que sean capaces de mantener conversaciones sólidas con sus grupos de interés. Gracias a la divulgación de las acciones y resultados  de manera transparente y sólida se genera un círculo virtuoso que obliga a sus competidores a seguir su ejemplo.

En resúmen,  las empresas deberán preguntarse: ¿Cuáles son sus responsabilidades con sus clientes y consumidores?, a los que quizás deberá desatender durante una temporada, en la medida en que sus instalaciones siguen funcionando; su responsabilidad con sus colaboradores, también por su salud, su empleo, sus ingresos, sus expectativas… Y con sus proveedores, en una cadena de suministro que quizás se ha roto, y a quienes quizás no podrá pagar con regularidad.

En pocas palabras,  las empresas tenemos que reinventarnos y reaccionar ante todos  los problemas que se nos presenten  con prudencia, honestidad, transparencia y justicia.


Columna de opinión desarrollada por:

 

Sep 4, 2020